Estimulación

Patiendo de que la enseñanza de las matemáticas no es un asunto netamente numérico, pretendemos a través de la narrativa  generar un espacio para la reflexión en cuanto a la importancia de las mismas, su pertienencia en la vida cotidiana, retando de este modo la concepción tradicional de tedio y mecanicismo que circunda las mismas.

 

 

En una bola de cristal muy muy pequeña vivían dos compañeros que no se llevaban muy bien. Uno se llamaba Suma y el otro Resta, para Suma todo a su alrededor era precioso, y lo que más le gustaba hacer era contar hacia delante: “cero, el numero uno, número 2, número 3, número 4, …“. Cuando Suma se ponía a contar, Resta le decía: “¿Qué haces?“, y Suma le contestaba: “Voy sumando uno a cada número que voy obteniendo, y siempre empiezo por el cero“.

  

 

 

Resta no entendía nada y se pensaba que Suma estaba loco… A Resta todo lo que le rodeaba le parecía triste, y lo que más le gustaba era contar hacia atrás: “10, 9, 8, 7, 6…“. Cuando Resta se ponía a contar, suma le preguntaba: “¿Qué haces?“, y Resta le contestaba: “Voy restando uno a cada número que voy obteniendo, y siempre empiezo por el diez“. Suma no entendía nada, y se pensaba que Resta estaba loco…

Pero un día, un niño, en el colegio, cogió la bola de cristal donde vivían, miró a través de ella y vio como contaban Suma y Resta, y les dijo: “Ustedes son cosas complementarias, sumar y contar hacia delante, es lo contrario que restar y contar hacia atrás, por eso a veces no nos entiendes, pero en realidad los dos son lo mismo, operaciones de matemáticas.” A partir de que el niño dijo esto, Suma y Resta se entendieron mucho mejor, y nunca más pensaron que el otro estaba loco porque la ser herramientas tan valiosas, se dieron cuenta de cuanto se necesitaban.

FIN